Un artista debe ser recurrido, debe experimentar, debe trabajar debe conocer los diferentes materiales, debe conocer el oficio, pero sobre todo debe saber que el arte es una poderosa herramienta de comunicación. El artista se nutre de sus experiencias y es su obligación poder comunicarse con el mundo a través de lo que hace. Los materiales nos hablan, propician un pensamiento, un análisis, pueden remitirnos a lugares, a situaciones, a momentos. “El valor de las cosas sencillas” Es un trabajo con el que quiero comunicar a manera de metáfora lo que es el ser humano, una puntilla oxidada me puede conducir al obrero que trabaja en la construcción, un trozo de madera que no es más que un simple deshecho me puede llevar al viejo rancho donde habita una familia sumergida en la pobreza, la tapa de una olla me puede remitir a la cocina donde una amorosa madre prepara los alimentos, un viejo y rudimentario pedazo de azadón me recuerda al campesino con sus encallecidas manos que tanto ha cultivado la tierra, un trozo de tela me habla del ser humano que la vistió… realizar estas obras con materiales reciclados no es más que el pretexto que mostrar que hay un ser humano detrás, allá olvidado muy similar a las sencillas cosas que a diario desechamos